UN VERANO EN CHAVES
CUENTO BREVE
Mi nombre es Ruth Talaveró, tengo
38 años y soy monitora de piscina. Soy de estatura media, con cabello castaño
claro y ondulado que suelo llevar suelto, y ojos verdes que reflejan mi alegría
y energía. Mi piel es ligeramente bronceada por el verano y mi carácter es
abierto, amable y apasionado por la vida y el deporte. En ese verano, decidí
escapar a Chaves, un pequeño pueblo entre Ourense y Portugal, para desconectar
y disfrutar del sol y la tranquilidad.
Fue en una tarde soleada cuando
conocí a Max Puigcerdà, un pescadero de 39 años con una sonrisa sincera y ojos
azules profundos. Tiene cabello oscuro, corto y rizado, y una complexión fuerte
y atlética, resultado de su trabajo en el puerto de Asturias. Vive en Asturias,
pero ese verano había llegado a Chaves para vender pescado fresco en el mercado
local. Nos encontramos por casualidad en la plaza principal, mientras él
preparaba su puesto y yo paseaba por allí, buscando un lugar para descansar.
Desde el primer momento, la
conversación fluyó con naturalidad. Compartimos historias, sueños y pasiones. A
Max le gustaba mi entusiasmo por la vida y mi energía, y yo me sentí cautivada
por su sencillez y su calidez. Lo que más me atrajo de él fue su mirada honesta
y su risa contagiosa, que parecía iluminar todo a su alrededor.
Durante los días siguientes,
decidimos explorar juntos los monumentos y rincones de Chaves. Visitamos la
famosa Ponte de Trajano, con sus arcos antiguos que cruzan el río Tâmega, y
desde allí disfrutamos de una vista impresionante del casco antiguo y las
calles empedradas. También recorrimos la iglesia de Santa María, con su fachada
barroca y su interior lleno de historia y arte. Paseamos por la Plaza Mayor,
entre cafés y risas, compartiendo momentos de complicidad y alegría.
Una tarde, en una terraza con
vistas al río y al pueblo iluminado por el atardecer, nos miramos y supimos que
algo más que amistad había surgido entre nosotros. La magia del verano nos
había unido en un instante único, y ambos decidimos no dejar que esa historia
terminara allí. Nos prometimos mantenernos en contacto, y aunque nuestros
caminos nos llevaban a diferentes lugares, el corazón de cada uno quedó marcado
por ese verano en Chaves.
Cuando llegó el momento de
despedirnos, nos abrazamos con fuerza, con la esperanza de volver a
encontrarnos. Y así, entre recuerdos felices y sueños compartidos, nuestra
historia de amor empezó a escribirse, demostrando que el verano en Chaves no
solo dejó huellas en nuestros corazones, sino también el inicio de un hermoso
camino juntos.
FIN
Escrito por Jessica Bao
Perez.
El miércoles, 4, de junio
de 2025.
En Badalona.

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