lunes, 19 de mayo de 2025

¡Cuento escrito 🖋 por mí! #38

 UN VERANO EN SÓLLER

Cuento breve


Me llamo Vega Montaraz, tengo 26 años y soy terapeuta ocupacional. Soy de estatura media, con cabello castaño oscuro y ojos verdes que reflejan mi pasión por ayudar a los demás. Mi sonrisa sincera y mi carácter empático hacen que las personas se sientan cómodas a mi lado. Internamente, soy una mujer sensible, creativa y soñadora, que encuentra en la naturaleza y en la cultura su mayor inspiración.

Iker Martínez, de 23 años, es hostelero y vive en una ciudad cercana. Alto, con cabello rubio y despeinado, y ojos azules intensos, tiene un físico atlético y una sonrisa contagiosa. Es un hombre alegre, trabajador y con un corazón generoso. En su interior, es divertido, apasionado por la vida y la buena comida, con un toque de melancolía por los tiempos pasados y un gran amor por su tierra.

Nos conocimos en la urbanización de Sóller, en Palma, durante un verano en el que decidí escapar del bullicio de la ciudad para desconectar y disfrutar del paisaje. Iker, que trabaja en un pequeño restaurante en la zona, solía pasear por allí y un día me vio leyendo en la terraza de un café. Se acercó con una sonrisa y empezamos a conversar. La primera vez que hablamos, le conté sobre mi trabajo ayudando a personas a superar sus dificultades, y él me habló de su pasión por la gastronomía y la vida en el pueblo.

Lo que más me gustaba de Iker era su alegría y su sencillez, su forma de hacerme reír con sus historias sobre la vida en la hostelería y su amor por la tierra. A él le encantaba mi sensibilidad y mi interés por la cultura y la naturaleza. Desde el principio, compartimos una conexión especial, y pronto empezamos a explorar juntos los monumentos y paisajes de Mallorca.

Durante ese verano, visitamos la iglesia de Sant Bartomeu, con su fachada barroca y su campanario que ofrece vistas impresionantes del valle. También recorrimos el Jardín Botánico de Sóller, admirando la variedad de plantas y flores que allí crecen, y paseamos por el puerto, con sus barcos y el aroma del mar. En cada paseo, entre risas y charlas, nuestro vínculo se hacía más fuerte. Nos sorprendía lo bien que encajábamos, a pesar de nuestras diferencias.

Lo que más me enamoró de Iker fue su pasión por la vida sencilla y su corazón abierto. Él decía que en su trabajo en la hostelería encontraba alegría en servir a los demás, y yo admiraba su entusiasmo y su autenticidad. Él quedó cautivado por mi sensibilidad y mi forma de ver el mundo, y juntos descubrimos que la belleza está en las pequeñas cosas.

Al final del verano, en una tarde dorada en la playa de Port de Sóller, Iker me regaló una pequeña concha que había encontrado en la orilla, como símbolo de nuestro verano juntos. Yo le entregué un cuaderno con poemas que había escrito inspirada en Mallorca y en nuestro tiempo compartido. Nos dimos cuenta de que habíamos encontrado en el otro algo que no buscábamos, pero que siempre habíamos deseado: un amor sincero, lleno de magia y esperanza.

Y así, con corazones llenos de alegría y promesas de volver a encontrarnos, supimos que aquel verano en Sóller había sido solo el comienzo de una hermosa historia juntos.

FIN



                                                 Escrito por Jessica Bao Perez.

El lunes, 19, de mayo de 2025.

En Badalona.

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