jueves, 15 de mayo de 2025

¡Cuento escrito 🖋 por mí! #34

 UN VERANO EN FORMENTERA

Cuento breve

 

Alina Narváez, una profesora de lengua de 35 años, tenía una presencia encantadora y tranquila. De estatura media, con cabello castaño claro y ojos verdes intensos, reflejaba una personalidad apasionada por las palabras y la cultura. Su estilo era sencillo pero elegante, siempre con un libro en la mano y una sonrisa cálida. Internamente, era una mujer sensible, creativa y con un espíritu libre que disfrutaba de la belleza de la vida y la naturaleza.

Quique Pedraza, de 36 años, era charcutero, con una sonrisa franca y unos ojos marrones profundos que transmitían confianza y cercanía. Alto y robusto, con cabello oscuro y rizado, vestía ropa cómoda y práctica, reflejando su trabajo en el mercado local. En su interior, era un hombre trabajador, apasionado por su oficio y con un carácter amable y divertido. Le gustaba compartir historias y disfrutar de los pequeños placeres de la vida.

Se conocieron en Blanes, un pueblo costero lleno de historia y encanto, mientras ambos estaban de vacaciones. Alina había llegado para desconectar y explorar la cultura local, y Quique para disfrutar del verano y visitar a su familia. La primera vez que se cruzaron fue en el Jardín Botánico Marimurtra, donde ambos admiraban la belleza de las plantas exóticas y la vista del mar Mediterráneo. Alina, fascinada por la variedad de flora, le comentó a Quique sobre su amor por las palabras y la cultura, y él le respondió con una sonrisa sincera, invitándola a recorrer juntos el jardín.

Lo que más les gustaba del otro era la pasión por sus profesiones y la sencillez que transmitían. A Alina le encantaba cómo Quique podía hacerla reír con sus historias y su forma de ver la vida con optimismo, mientras que Quique admiraba la sensibilidad y el interés de Alina por aprender y descubrir nuevas cosas. Ambos compartían un amor por la historia, la cultura y la naturaleza, lo que los llevó a explorar cada rincón de Blanes.

Durante su verano en Formentera, visitaron monumentos emblemáticos como el Faro de la Mola, desde donde contemplaron el mar y las formaciones rocosas únicas de la isla, sintiendo la historia en cada rincón. También recorrieron las calles blancas del casco antiguo, admirando las fachadas encaladas y las pequeñas tiendas artesanales, y disfrutaron de las calas de arena blanca y aguas cristalinas, donde compartieron momentos de tranquilidad y risas. En cada paseo, compartían historias, sueños y miradas cómplices, fortaleciendo un vínculo especial.

Lo que más les gustaba del otro era la autenticidad y la calidez que transmitían. A Alina le fascinaba la sencillez y el carácter cercano de Quique, y él, enamorado de su pasión por las palabras y su espíritu libre, se sintió inspirado por ella. Ambos compartían un amor por la cultura, la naturaleza y la vida sencilla, lo que los unió aún más.

Al final del verano, en una noche mágica en la playa, Quique le regaló a Alina una pequeña caja con una muestra de sus embutidos favoritos, y ella le mostró un poema que había escrito inspirado en el mar y las estrellas. Se dieron cuenta de que habían encontrado en el otro algo que no buscaban, pero que siempre habían deseado: un amor sincero, lleno de magia y esperanza.

Y así, con corazones llenos de alegría y promesas de volver a encontrarse, supieron que aquel verano en Formentera había sido solo el comienzo de una bonita relación de amistad y amor eterno.

FIN

 

Escrito por Jessica Bao Perez.

El jueves, 15, de mayo de 2025.

En Badalona.

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