UN VERANO EN JAÉN
CUENTO BREVE
En un caluroso verano en Jaén,
donde el sol parecía acariciar cada rincón de la ciudad, dos almas se cruzaron
por casualidad en la Plaza de Santa María.
Se llamaba Eirel, una joven de
Donostia de 22 años, con ojos verdes como el mar Cantábrico y cabello rubio
ceniza que caía en ondas sueltas. Trabajaba como restauradora de arte, dedicada
a devolver la vida a obras antiguas, y su sensibilidad por la historia y la
belleza era su mayor virtud. Era una persona introspectiva, apasionada por la
cultura y con una sonrisa que transmitía calma y curiosidad.
Por otro lado, conocí a Tadeo, un
joven de Madrid de 25 años, con ojos grises profundos y cabello oscuro y
rizado. Era ingeniero en energías renovables, con una pasión por la naturaleza
y los paisajes históricos. Había llegado a Jaén para colaborar en un proyecto
de sostenibilidad en la ciudad y, en su tiempo libre, disfrutaba explorando
monumentos y rincones con historia.
Sus caminos se cruzaron cuando
ambos buscaban sombra en una tarde de verano. Eirel estaba admirando la fachada
de la Catedral de Jaén, y Tadeo, que pasaba por allí, se acercó para comentarle
lo impresionante que le parecía. La conversación fluyó con naturalidad,
compartiendo sus sueños, sus trabajos y su amor por los lugares históricos.
Lo que más le gustaba a Tadeo de
Eirel era su mirada profunda y su pasión por preservar la historia, mientras
que a Eirel le cautivaba la forma en que Tadeo encontraba belleza en cada
rincón, en cada piedra y en cada historia que la ciudad escondía.
Durante los días siguientes,
visitaron juntos el Castillo de Santa Catalina, con sus murallas que parecen
susurrar historias antiguas; la Fuente de Santa María, rodeada de flores y
aromas; y pasearon por los olivares que rodean la ciudad, disfrutando del aroma
del aceite y del silencio de la naturaleza. También subieron a la Torre de la
Mota, desde donde la vista de la ciudad y las montañas era simplemente
espectacular.
Una noche, en una terraza con
vistas a la ciudad iluminada, se miraron y sintieron que algo especial había
surgido entre ellos. La magia del verano los había unido en un momento único, y
ambos decidieron no dejar que esa historia terminara allí.
Se prometieron mantenerse en
contacto, y aunque sus caminos los llevaban a diferentes lugares, el corazón de
cada uno quedó marcado por ese verano en Jaén. Cuando llegó el momento de
despedirse, se dieron un abrazo cálido y lleno de esperanza, con la promesa de
volver a encontrarse.
Y así, entre recuerdos felices y
sueños compartidos, su historia de amor floreció, demostrando que el verano en
Jaén no solo dejó huellas en sus corazones, sino también el inicio de un
hermoso camino juntos.
FIN
Escrito por Jessica Bao
Perez.
El jueves, 29, de mayo
de 2025.
En Badalona.

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