UN VERANO EN LA BARONA
CUENTO BREVE
Me llamo Claudia
López, tengo 35 años y soy modista en Madrid. Mi cabello castaño oscuro, largo
y ondulado, enmarcaba un rostro de ojos verdes intensos y una sonrisa cálida
que reflejaba mi pasión por la creatividad. Siempre llevaba prendas únicas
hechas a mano, llenas de color y detalles que contaban historias. Internamente,
soy una persona sensible, soñadora y con un espíritu libre que busca
inspiración en cada rincón del mundo.
Un verano decidí
escapar del bullicio de la ciudad y alquilar una pequeña casa en La Barona, un
pueblo rodeado de naturaleza y tranquilidad. Allí conocí a Sergio Ramos, un
herbolario de 35 años con una presencia serena. Tenía ojos oscuros profundos,
cabello rizado y barba bien cuidada. Su piel bronceada por el sol reflejaba su
amor por la vida al aire libre. Internamente, Sergio era sabio, paciente y
apasionado por las plantas medicinales, siempre dispuesto a escuchar y
compartir sus conocimientos.
Nos conocimos en
la plaza del pueblo, donde él vendía infusiones y remedios naturales. La
primera vez que nuestras miradas se cruzaron fue como si el tiempo se
detuviera. Charlamos sobre las hierbas que cultivaba y yo le mostré algunos
bocetos de mis diseños inspirados en la naturaleza. Desde ese momento, algo
especial empezó a florecer entre nosotros.
Cada día
compartíamos paseos por los senderos cercanos, admirando los campos de lavanda
y girasoles que se extendían hasta donde alcanzaba la vista. Lo que más me
gustaba de Sergio era su pasión por ayudar a los demás con sus remedios
naturales; lo que él apreciaba en mí era mi creatividad y alegría contagiosa.
Nos reíamos mucho juntos, descubriendo afinidades en cada conversación.
Un día decidimos
visitar los monumentos del pueblo: la iglesia antigua con su campanario de
piedra, decorada con vitrales coloridos que filtraban la luz en tonos cálidos;
el molino restaurado junto al río, símbolo del pasado agrícola del lugar; y el
mirador desde donde se veía toda La Barona rodeada de montañas verdes. En cada
uno de estos sitios sentíamos cómo nuestro vínculo se fortalecía aún más. El
verano pasó volando entre risas, paseos y momentos compartidos. Cuando llegó el
momento de despedirnos, prometimos mantener viva esa chispa especial que había
surgido entre nosotros. Volví a Madrid con el corazón lleno de esperanza y
nuevas ideas para mis creaciones inspiradas en La Barona.
Hoy sé que aquel
verano cambió mi vida para siempre: encontré no solo inspiración sino también
un amor sincero que me enseñó a valorar lo simple y hermoso del mundo. Y aunque
nuestros caminos ahora están separados por kilómetros, seguimos conectados por esa
magia que nació en La Barona. Porque a veces, los mejores amores comienzan en
los lugares más inesperados.
Escrito
por Jessica Bao Perez.
El miércoles,
28, de mayo de 2025.
En Badalona.
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