UN VERANO EN MALLORCA
Cuento breve
Berta Maspins, una librera de 37
años, destacaba por su elegancia sencilla y su sonrisa cálida. De estatura
media, cabello negro azabache y ojos verdes que reflejaban su pasión por la
lectura y la cultura, su presencia transmitía tranquilidad y entusiasmo por las
historias. Internamente, era una mujer sensible, creativa y con un espíritu
soñador, que encontraba en los libros un refugio y una fuente de inspiración.
Jordi Misana, de 36 años, era
propietario de un pequeño videoclub en su ciudad natal. Alto, con cabello rubio
y despeinado, y ojos azules vivaces, tenía un aire desenfadado y cercano. Su
físico era atlético, resultado de su afición por el senderismo y el deporte. En
su interior, era un hombre divertido, apasionado por el cine y la nostalgia,
con un carácter amable, curioso y con un toque de melancolía por los tiempos
pasados.
Se conocieron en Mallorca,
durante unas vacaciones de verano. Berta había llegado para desconectar del
ajetreo de la ciudad y disfrutar de la calma del mar y la historia de la isla.
Jordi, en cambio, buscaba inspiración y un descanso tras meses de trabajo en su
videoclub. La primera vez que se cruzaron fue en la Plaza Mayor de Palma, donde
ambos admiraban la belleza de la catedral y el bullicio del mercado. Berta, con
un libro en mano, le comentó a Jordi sobre su amor por las historias y la
cultura, y él le respondió con una sonrisa y una recomendación de una película
clásica que había visto.
Lo que más les gustaba del otro
era la pasión por sus profesiones y la sencillez que transmitían. A Berta le
encantaba cómo Jordi podía hacerla reír con sus anécdotas sobre películas
antiguas y su entusiasmo por la vida, mientras que Jordi admiraba la sensibilidad
y el amor por la cultura que Berta mostraba en cada palabra. Ambos compartían
un interés por la historia, el arte y el mar, lo que los llevó a explorar
juntos los monumentos y paisajes de Mallorca.
Durante su verano, visitaron el
Castillo de Bellver, con sus torres y vistas panorámicas de Palma, y pasearon
por las calles estrechas del casco antiguo, admirando las fachadas encaladas y
las pequeñas tiendas artesanales. También recorrieron las calas de Cala Agulla
y Es Trenc, disfrutando del sol, el mar y la tranquilidad. En cada paseo,
compartían risas, sueños y momentos de complicidad, fortaleciendo un vínculo
especial.
Lo que más les gustaba del otro
era la autenticidad y la calidez que transmitían. Berta se enamoró de la pasión
y el entusiasmo de Jordi por la vida y el cine, y él quedó cautivado por la
sensibilidad y el amor por la cultura de Berta. Ambos compartían un amor por la
historia, la naturaleza y las pequeñas cosas, lo que los unió aún más.
Al final del verano, en una
puesta de sol en la playa de Port de Pollença, Jordi le regaló a Berta un
antiguo cartel de cine que había encontrado en su videoclub, y ella le entregó
un libro de poemas que había escrito inspirada en Mallorca y sus paisajes. Se
dieron cuenta de que habían encontrado en el otro algo que no buscaban, pero
que siempre habían deseado: un amor sincero, lleno de magia y esperanza.
Y así, con corazones llenos de
alegría y promesas de volver a encontrarse, supieron que aquel verano en
Mallorca había sido solo el comienzo de una hermosa historia juntos.
FIN
Escrito por Jessica Bao
Perez.
El jueves, 15, de mayo
de 2025.
En Badalona.

No hay comentarios:
Publicar un comentario