jueves, 17 de julio de 2025

¡Cuento escrito 🖋 por mí! #72

 UN VERANO EN COMBARROS

CUENTO BREVE

 

Me llamo Dora González, tengo 35 años y trabajo como técnica de telecomunicaciones en Burgos. Soy de estatura media, con cabello castaño oscuro y ojos verdes que reflejan mi curiosidad por el mundo. Siempre llevo conmigo una sonrisa y una actitud positiva, aunque a veces la rutina me agobia y sueño con escapar a lugares diferentes. Este verano, decidí hacer un viaje a Galicia, buscando desconectar y descubrir nuevos paisajes.

Al llegar a Combarros, un pequeño pueblo lleno de encanto, conocí a Gerard Vila, un hombre de 36 años que regentaba un hotel acogedor en el corazón del pueblo. Gerard tiene una sonrisa cálida, ojos azules profundos y una barba bien cuidada. Es apasionado por su tierra y por la historia que respira en cada rincón de su hotel, donde cada detalle refleja su amor por Galicia.

Desde el primer momento, sentí una chispa especial. Gerard me ayudó a cargar las maletas y me recomendó visitar la iglesia románica del siglo XII, con sus frescos antiguos y su campanario que ofrece vistas impresionantes del valle. Yo, por mi parte, quedé fascinada con su pasión por la historia y su forma de contar historias con entusiasmo.

Con el paso de los días, nuestras conversaciones se hicieron más profundas. Compartíamos paseos por los senderos verdes, admirando la belleza de la naturaleza gallega, y visitábamos monumentos como el castro celta cercano y la capilla de San Roque, con sus muros de piedra y su historia milenaria. Nos reíamos recordando anécdotas y descubriendo que compartíamos un amor por la cultura y la sencillez de la vida rural.

Lo que más me gustaba de Gerard era su autenticidad y su pasión por su tierra, y a él le encantaba mi entusiasmo y mi interés por aprender. Nos complementábamos, como si nuestras almas se hubieran encontrado en ese rincón mágico de Galicia.

Un día, en medio de una visita al mirador de Monte do Castro, un malentendido surgió. Yo, sin querer, interpreté mal una de sus palabras y pensé que Gerard no quería seguir conociéndome. La tensión se hizo presente y nos alejamos en silencio. Pero, al día siguiente, en el desayuno, él se acercó con una sonrisa y me explicó que todo había sido un malentendido, que su interés en mí era sincero y que quería seguir compartiendo ese verano juntos.

Desde entonces, nuestro vínculo se fortaleció. Disfrutamos de cada momento, de las pequeñas cosas y de la magia que solo un verano en Combarros podía ofrecer. Cuando llegó el momento de despedirnos, prometimos mantenernos en contacto y volver a encontrarnos, porque en ese rincón de Galicia, habíamos encontrado algo especial.

Y así, con el corazón lleno de recuerdos y esperanza, terminé mi verano en Combarros, sabiendo que aquel encuentro había sido el comienzo de una historia que aún tiene mucho por escribir.

FIN

Escrito por Jessica Bao Perez.

El jueves, 17, de julio de 2025.

En Badalona.

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