Va sobre la noche de fin de año, en la que un tren sale de Barcelona, con destino a Madrid y se estropea y se para en medio de Los Monegros, una zona árida y desierta, entre Zaragoza y Huesca. Entretanto, los pasajeros hacen de las suyas, hay un matrimonio de ancianos, que él se muere y entonces lo han de trasladar al último vagón; luego hay una pareja joven, que ella está embarazada y al final se pone de parto; una mujer que es alcohólica; otra pareja, que ella dice ser agente de seguridad y lleva una pistola, y por último, hay dos chicos jóvenes, que uno es catalán y otro, musulmán, que todos piensan que éste último es un terrorista y lleva una bomba. También hay una pareja formada por un español y una japonesa, y él es muy aprensivo, siempre se pone en lo peor. Eso por un lado, y por otro, están los trabajadores, es decir, el maquinista, el revisor y la camarera, que entre ellos tres, también pasan cosas, sobre todo, entre el revisor y la camarera. A lo largo de la película, cada personaje va explicando el viaje, a su manera y desde su punto de vista, es como se dice en el teatro, “los aparte”.
En sí, le falta algo más de acción y que pase “algo más”, aunque tiene golpes o momentos buenos y de risa, no hay más escenas que en el tren y los apartes, pero sobre todo, en el tren. Por lo cual, a ratos, se hace un poco pesada.
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