La historia la cuenta el propio protagonista, quién conoce a Sobralia, una chica invisible y que le da el beso más pequeño nunca visto. El narrador-protagonista es un inventor y un excelente pastelero, que gracias a la ayuda de Gaspard, un viejo detective y su loro capaz de reproducir cualquier sonido, ayudarán a nuestro inventor a encontrar a su amor invisible. Por otro lado, Gaspar tiene una hija que es la farmacéutica de nuestro enamorado. Ésta está enamorada de él y se convertirá en su fiel consejera junto a Gaspard. Finalmente, el protagonista deberá decidir si vuelve con su ex o inicia un nuevo romance con Sobralia-la farmacéutica.
Una historia dulce como los bombones y muy romántica, tanto como la ciudad en la que sucede: París. Me ha encantado, por tres razones: es una historia muy bonita y dulce, pasa en la ciudad del amor y a la que sueño con ir algún día y porque este autor me encanta cómo describe el amor y el romanticismo.
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